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Pasajeras

En estos meses de confinamiento, sin ferias ni actividades en librerías, no son muchas las novedades literarias que tenemos disponibles. Eso sí, nos hemos mantenido trabajando. Una de nuestras publicaciones es la novela más reciente de Leoner Ramos, El demonio que me habita, una obra donde confluyen la transgresión amorosa, el mal, las ambiciones más primitivas del ser humano y una profunda intuición.

También publicamos Pasajeras, antología del cautiverio. Una obra hermosa que fue posible gracias al apoyo de sesenta mujeres que colaboraron con poesía, ensayo, crónica, haiku y un archivo fotográfico que registra las Señales de una cuarentena. Esta antología está disponible para su descarga a continuación.

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La urdimbre y el araguaney

Rodrigo Lares Bassa

La urdimbre y el araguaney es la nueva novela de Rodrigo Lares Bassa quien, con su relato Hombres de café se inicia en 2002 en el mundo narrativo, y con el cual obtiene un premio literario en España; posteriormente la obra fue publicada en Venezuela junto con otros dos relatos. Seguidamente, nos sorprende con la belleza de su primera novela Hilos de esperanza, publicada en España y seguidamente en Venezuela. Rodrigo, un narrador innato, vuelve al mundo editorial con Vals de los ángeles sin alas, una novela que nos conecta con la magia y la vitalidad del amor como vencedores de las tinieblas por medio de sus rayos diamantinos.

Si en las tres primeras obras narrativas el autor traza una poética estremecedora, en La urdimbre y el araguaney, novela contextualizada en un ambiente urbano, el lector -a través de un lenguaje fascinante- asistirá a la puesta en escena de relaciones personales imbricadas con la realidad política; todo, en un ejercicio que enriquece la obra del escritor Lares Bassa. Encontrándonos con que los motivos del protagonista Honorio Méndez, el bachiller que atraviesa las páginas de La urdimbre y el araguaney, se fundan en valores profundos e inquebrantables, quien con su constancia va tejiendo una historia conmovedora y vital que cautiva desde la primera línea en la que ya se insinúa el pensamiento representado por el poder contra la fortaleza del amor. El amor no solo hacia la mujer amada, sino al país, a la tierra, al esfuerzo de cada día labrado con tesón y esperanza.

El pulso literario de Rodrigo Eloy Lares Bassa oscila entre la ficción y la realidad más cruda para inscribirse en una estética vanguardista que hurga en las sombras de la ciudad, en las figuras trémulas que se recortan en la hilatura de la narración y urdiendo tramas que son metáforas de la vida, de sus luchas y, sobre todo, de la voluntad del hombre como hacedor de realidades.

Marisol Marrero

Los codos del Diablo

Anabelle Aguilar

Los relatos narrados en este libro rastrean las trazas del mal en las emociones ocultas, en mujeres desquiciadas por el dolor y hombres torturados por la culpa o por deseo de obtener una justicia cada vez más elusiva. La mirada de los personajes escudriña dentro de sí y dentro de los otros, a través de una reja oxidada, o desde las ruinas de un pueblo que fue bombardeado; busca en la transgresión, en el exilio, en el hundimiento de la condición deshumanizada del entorno y muchas veces se encuentra a sí mismo espiándose desde los amores trastornados por la muerte, en el rompimiento y fin azaroso de la vida.

Anabelle Aguilar Brealey parte de hechos tan auténticos como terribles, por ejemplo, la tristemente célebre matanza ocurrida en el Codo del Diablo (Costa Rica), dramas pavorosos como los acontecidos en Caracas a mediados de febrero de este año 2014, así como espantosas guerras y otros hechos tomados de dictaduras que han arruinado nuestro continente. La pesquisa que emprende la autora para explorar, desde la ficción, dramas pavorosos, ofrecen un conjunto de episodios aciagos que bien pueden leerse como reportes ficcionalizados. Este carácter testimonial le otorga a Los codos del Diablo un matiz de crónica, aunque en rigor no pertenezca a este género literario.

Les Quintero

Canis lupus

Anabelle Aguilar

Como quien se acerca a los libros sacros, me adentro en las páginas de Canis lupus, el nuevo libro de Anabelle Aguilar, cuyo nacimiento celebramos y, que en primera instancia nos enfrenta ante la dualidad del ser real y el yo poético de la escritora. Al leer un poema, no es fácil descubrir quien escribe, cual es la voz predominante, si la del escritor, con su historia, sus emociones y sentimientos, o la voz poética, creada por el escritor y en la cual se mezclan la invención y la imaginería del autor. Cuando se ha leído la obra entera del poeta, al igual que el detective de una novela, resulta menos difícil el descubrimiento del yo poético y el yo real. Estas dos voces, en el caso de Anabelle Aguilar, no están en conflicto, más bien se complementan. En este libro, cuyo portal abre con la mirada de una loba blanca, la voz poética, como en el teatro griego, emplea la máscara de una loba que nos seduce con los secretos de su condición salvaje. Declara su condición indómita, arbitraria, irreflexiva, desacostumbrada a rendir cuentas para sentir y ser en libertad.

En la intención de estos poemas, subyace la inclinación muy femenina a la solidaridad, ese reunirse para compartir las vicisitudes y los pequeños detalles de la existencia. En el poema que lleva por título Ludus, se lee lo siguiente:

La envidia, los celos, el egoísmo, dañan las raíces de la sociedad. Y qué decir de las sangrientas guerras, de los pueblos que tienen que abandonar la tierra que los vio nacer, cargando con sus hijos, despojados de todo. Esos son temas reiterativos en la poesía de Anabelle Aguilar. Por eso, ella escribe que caber no es un verbo de loba. No obstante, tal parece que los animales más fieros sienten que sí cabemos, cabemos todos, y la humanidad no quiere entenderlo.

En la obra de Anabelle Aguilar se advierte una profunda rebeldía ante lo establecido. Entendamos aquí que la visión de Anabelle es de una espiritualidad honda, que no acepta los cánones impuestos por los hombres, que han interpretado acontecimientos, enseñanzas y escrituras antiquísimas a su más absoluta conveniencia. Esto se puede observar en poemas como Arbitraria, Microcosmos y Temeraria.

Carmen Cristina Wolf

Al azar del viento

Ana María Velázquez

Al azar del viento, primera novela de Ana María Velázquez, narra la historia de amor entre Helena Vegas y Roberto Yánez (director de la policía política de Venezuela), hombre odiado, conocido por su fama de esbirro cruel. Sin embargo, la oscuridad de ese personaje adulado y repudiado al mismo tiempo por la alta sociedad caraqueña, no es un obstáculo para que Helena trasgreda el rigor de las convenciones sociales que le exige su posición privilegiada, y se entregue a la pasión exultante que le brinda el director de la PP. En esta novela se presenta el desconcierto y las contradicciones de ser, latentes en los laberintos subterráneos del inconsciente. Ana María Velázquez delinea con trazos sugerentes una historia donde se muestra que el ser humano no es unidimensional, sino que se debate entre dimensiones complejas, avasalladoras, terribles. Esta condición, en apariencia paradójica, está inscrita en el amor auténtico que Roberto Yánez siente por Helena, amor que lo lleva a defenderlo, así sea matando por ella para tenerla siempre a su lado.

Doce perlas negras en una copa de champaña, anuncian el fin del matrimonio entre Helena y Guillermo Vegas. A partir de allí, ella y Roberto son arrastrados por pasiones que los llevarán a protagonizar una de las historias de amor más polémicas de Caracas a finales de los años cincuenta. El miedo por las venganzas, las dudas acerca de lo moralmente correcto, la confrontación con el odio de toda una sociedad, la pérdida, y la incertidumbre, dan cuenta de la complejidad de los sentimientos. Helena y Roberto enfrentan esos aspectos sombríos, mientras huyen hacia otros países, cuando éste es perseguido por la justicia venezolana, hasta que al fin logra exiliarse en París.

Les Quintero

Cadaqués, palacio de viento

Ana María Velázquez

Poesía de nostalgia para vencer el olvido mediante la memoria. Las imágenes como destellos comunican el paisaje de esa ciudad de la infancia y de los primeros años. La ciudad del sueño y de la felicidad, perdida irremediablemente por el tiempo y la distancia. En estos versos escritos en la cadencia perfecta de la emoción poética, el trópico reluce en la sensualidad de colores y luces, de música y aromas, de texturas y sabores.

Se celebra en estas páginas el humano significado de la existencia. Los recuerdos del hogar, de la familia, de los amigos. Sobre todo, un sentido homenaje a los grandes maestros de esa primera comunidad, entre los que se encuentran escritores, pintores y músicos. Justa valoración del arte como legado trascendente de la vida.

El amor, completa el mensaje de Lidia Salas, en este libro. El amor está expresado en estas páginas, desde la pulsión del descubrimiento inicial de la pasión, hasta ese hondo sentimiento del poema final, que ella rescata de una Antología de Poesía Amorosa editada en España.

Les Quintero

Extranjera de por vida

Ana María Velázquez

Extranjera de por vida, poemario de Ana maría Velázquez, se puede interpretar como una marcha que explora, desde el universo femenino, otros visajes inscritos en la ciudad como madre, como mujer dadora de refugios, pero también de hostilidad. Es en estas zonas de sentido donde la poesía y la realidad se conjugan para mostrar la metáfora de la extrajera y del desarraigo que se percibe en la forma de mirar un mundo que no reconozco mío. La voz poética habla de una ciudad arrasada por amenazas que deambulan con sus voces de miedo, de miasmas que trastocan en ruina la geografía urbana

Ana María Velázquez, en este poemario, retoma un tema fundamental en estos momentos en los que el exilio es un suceso casi cotidiano. De esta manera, la palabra se vuelve hacia la poesía como puente entre una orilla y otra para acercarse al país lejano que aparece en la nostalgia. La patria se ha convertido en un territorio irreconocible, y la poeta confinada en su propia tierra, busca un espacio, un lugar para escuchar (se).

Extranjera de por vida entrelaza cada poema logrando una continuidad temática perfecta. La coherencia no se fractura con la metamorfosis ni con los deseos de cambio que urgen al yo poético a reinventarse para transitar calles de la ciudad y habitar lugares imposibles. El paisaje urbano se descubre desamparado, como lugar de aislamiento donde el poema intenta rescatar una imagen, un rincón olvidado.

La poeta recrea su imaginario en el pulso de una ciudad que se desdibuja en crepúsculos violentos, en ocasos que tiñen de rojo los nombres, las palabras que tratan de capturar la imagen extraviada, la cita perdida. Las coordenadas medulares de Extranjera de por vida, se diluyen en las avenidas, en las aristas de la angustia que sobresalen en cada frase, en las intenciones, en el sueño, en las ausencias.

La ciudad irrumpe en matices violentos y la poeta, desde su atalaya azul, articula recortes desvencijados para reconstruir memorias con las mujeres de la tierra.

Les Quintero

El olvido de Bruno

Edgar Borges

Bruno recorre el barrio acompañado por Eliana (su mujer), visita amigos y disfruta de las cosas simples que la cotidianidad le ofrece. No obstante, esa armonía se ve destrozada cuando la enfermedad irrumpe, transgresora, en la rutina de la pareja y se instala como un huésped indeseado en aquellas existencias que, lentamente, se van diluyendo en medio de penas y angustias que dan cuenta de la precariedad de la vida.

El olvido de Bruno, la más reciente novela de Edgar Borges, es una obra articulada en tres ejes: la enfermedad, la memoria y la muerte. Esta historia, en clave interrogante, es la confesión de un hombre que intenta explorar vivencias que se desvanecen en el insondable mundo del Alzheimer. Bruno es un rehén solitario y silencioso del presente difuso en el cual queda entrampado, sin remembranzas del pasado que le ofrezca pistas. Él, en medio de la zozobra, busca el recuerdo de un asesinato ¿o es solo una desaparición? ¿Será la muerte de la pequeña hija del sastre, la de Eliana, o su propia muerte?

El olvido de Bruno es la puesta en escena de la lucha asordinada de un hombre por retener la memoria y entender las frases e imágenes esquivas que se le presentan como fantasmas, e intenta comprender el discurso soterrado de esas evocaciones elusivas. El autor teje, de forma magistral, una filigrana que muestra la hondura abisal de una enfermedad que borra todo a su paso. De esta manera, destaca el frágil equilibrio de la cordura y cómo nuestras estructuras racionales se fundamentan sobre entelequias, como la lógica y el coherente

mundo de la norma que funcionan solo si la rutina se mantiene imperturbable en el orden cotidiano.

Edgar Borges, a través de un magnífico registro del lenguaje apoyado en la introspección, describe el trance dislocado de un hombre que se enfrenta a una contingencia implacable. El mundo de Bruno se fractura en medio de una niebla imposible que impide el paso de la palabra como (re)medio para restituir la memoria. A partir de ese evento se inscribe en la dimensión del silencio, y convierte en testimonio la soledad que nos constituye.

Les Quintero

Santa Ángela del cerro

Eloi Yagüe Jarque

Unos niños encuentran a una mujer inconsciente, totalmente desnuda, en un basurero, y alarmados llaman a su abuela. Así se inicia una nueva etapa en la vida de la enigmática mujer que, no se sabe cómo, llegó hasta ese lugar. En Santa Ángela del Cerro y otras leyendas urbanas, Yagüe aborda, una vez más, escenarios donde la injusticia es el hilo que tensa los cabos de intriga y crueldad en recovecos dominados por la violencia.

El autor recrea imaginarios escabrosos, deshumanizados por odios y pasiones repulsivas que ofician en el submundo del crimen, aunque a veces es posible escapar en un autobús que no se sabe hacia dónde se va. Estos relatos se inscriben en una estética que Eloi Yagüe denomina Realismo Mágico Urbano, en ella se despliega una sociedad convulsa e indefensa, subordinada a los juegos caprichosos del poder, a la indiferencia y la miseria anclada en tugurios amenazadores y oscuras zonas de la ciudad.

Les Quintero

Ojo de la cerradura

Gabriela Olivo de Alba

Ojo de la cerradura, bitácora onírica de Gabriela Olivo de Alba, es la puesta en escena de los sueños como materia estética de la creación, donde todo cobra sentido. En esta suerte de diario, la autora transforma el sueño en relatos cargados con la fuerza proteica de imágenes que vuelan, se deslizan, se diluyen o mutan en escenarios fugaces.

Gabriela trasvasa la imagen dislocada por el estupor, el miedo, el absurdo, o el deseo (entre otras emociones), y las inserta en esta ruta de ficciones que, por su naturaleza inaprensible y enigmática, se muestra inquietante. Ojo de la cerradura se inscribe en una estética onírica deslindada de enfoques psicoanalíticos, y hasta de postulados surrealistas, es sencillamente expresión artística que surge de repliegues del mundo alucinado de los sueños.

La estructura, aunque parezca fragmentada, articula las ideas y conforma un cuerpo textual cohesionado, como una red que atrapa vivencias fortuitas en contextos matizados con tonos fantasmáticos o colmados de erotismo. El sueño es el protagonista que se cuela cada noche y conforma laberintos de teatros ambulantes e indefinibles que entregan funciones donde la soñante se envuelve, se deja envolver (o desenvuelve) en la extrañeza, el azar y el absurdo.

Ojo de la cerradura seduce con la riqueza de sus reinos fantásticos, con su lenguaje y con sus entresijos. Los recursos formales en la propuesta estética de Ojo de la cerradura como libro objeto, se enlazan en un juego donde el arte subordina al texto literario, y constituyen vasos comunicantes entre la filigrana temática de lo soñado y el sueño como experiencia. Gabriela (la soñante) algunas veces los plasma con trazos gestuales, fuertes y dinámicos; otras veces los retrata como historias de símbolos que confluyen en crónicas oníricas, en un Ojo de la cerradura.

Les Quintero

Vientre primerizo

Gabriela Olivo de Alba

Gabriela Olivo de Alba no deja de sorprendernos con sus creaciones y la inmensa capacidad para hacer de los sueños o la memoria, en este caso, una obra de plasticidad insólita, de una belleza estética difícil de clasificar. Vientre primerizo, estructurado en tres apartados, recrea imágenes extraordinarias a partir de las voces de amigos, de recuerdos, del tejido que compone el universo de relaciones íntimas de la familia, y los amantes posibles.

Detente, Vientre primerizo y Hura crepitans, forman tres cuerpos entrelazados mediante relatos, que apuntalan el estallido de los vientres primerizos que paren ideas, hijos, semillas, todo aquello que palpita en la creación. Gabriela usa la metáfora como vehículo para explorar los mundos contenidos en las palabras, en la sentencia de profundas líneas que trazan destinos insoslayables de aventuras truncadas, en la intimidad como protagonista de lo oscuro.

La autora transforma el libro en lugar insospechado para ofrecer un homenaje al amigo caído en otra zona igualmente oscura y temible: la muerte. Gabriela hace un juego con el cajón de sastre y saca retazos de sensualidad, reminiscencias infantiles, sexualidad clandestina y transgresora que coquetea con la muerte, y teje un lienzo de belleza que se sostiene en la riqueza del lenguaje y sus significados, en las posibles analogías y correspondencias que conectan con la gestación, pero también descubre los rostros perversos de la realidad.

Les Quintero

Libretas doradas, lápices de carbón

Graciela Bonnet

Libretas doradas, lápices de carbón es el diseño minucioso y secreto de ilusiones, proyectos y otros asuntos de la imaginación. Graciela Bonnet construye los poemas y la prosa lírica de Libretas doradas, con vectores dobles que se encuentran y desencuentran en un juego perpetuo, ironía que pone en tela de juicio la permanencia de lo real y duda de los resortes subjetivos que mueven el antagonismo de los contrarios. La ironía, en este caso, otorga una dimensión profunda a la obra y señala las bisagras relativas que mueven el orden supuestamente lógico del mundo.

Libretas doradas, lápices de carbón refleja los bordes imprecisos de la ficción y de la realidad, y muestra cómo ambas experiencias se tocan en los linderos de lo soñado, a veces, cuando el yo poético se queda contando hojas marrones y caracoles secos. En el reverso de Libretas doradas se puede leer el pavor ontológico ante lo conocido, y el absurdo que aparece en el cuarto de baño donde el “otro” se refleja en el espejo como un doble siniestro. El sinsentido y el azar irrumpen en la rutina y asolan el sueño o trastocan la vida por unos minutos que quedarán tatuados en el recuerdo.

Graciela Bonnet inserta sus poemas en la reflexión y en indagaciones que articula de forma incisiva hasta conformar un registro íntimo, inquietante, pero también esencial. El ejercicio poético entre la imagen y la palabra expone un discurso donde se advierte la tensión constante entre experiencias cotidianas del mundo objetivo y del mundo interior. El filón hacia donde se desplazan las anotaciones señala un refugio, un territorio inesperado en el que las Libretas doradas se van cubriendo con intuiciones escritas con lápices de carbón.

Les Quintero

Gente de signos

Inés González

En Gente de signos podemos encontrar, por un lado, textos que abordan el asunto del oficio de escribir, es decir, la complejidad de fijar la palabra escrita, abarcando en ello todo su universo de relaciones: el misterio de la inspiración, la precisión del lenguaje, el asunto de la expresividad, las claves que descifran relevaciones más allá del lenguaje formal y el estirado universo de relaciones que convocan los significados apenas aparecen.

Pero, por otra parte, las cavilaciones sobre el lenguaje desbordan esos linderos, derivando hacia asuntos de carácter más existencial, y nos pasea por historias donde el lenguaje trae consigo otras preocupaciones, como las posibilidades (o dificultades) de la comunicación o las identidades, halladas o extraviadas, y se sumerge en aguas metafísicas, como el posible olvido de la propia lengua o el lenguaje como clave de acceso a otros mundos (reales o metafóricos), así como la redefinición de símbolos, mostrándonos la angustiante sensación que produce la insuficiencia del idioma a efectos de conectarnos con los otros o, incluso, para entender el mundo que nos rodea.

Gente de signos es, en general, un libro acerca de las palabras y, con ello, de la escritura. De la pérdida de la inocencia frente al uso del lenguaje. Un libro que deja un testimonio de ese momento en que, para un autor, aquel dejó de ser el luminoso universo del lector agradecido, para convertirse en un bosque oscuro, una tormenta en medio del mar. En la herramienta expresiva del autor. Un testimonio de ese momento en que el lenguaje escrito se convierte en el enemigo a vencer. O en un contendiente que, de tanto lidiar con él, podría terminar aceptándonos a su lado y, luego de arduos afanes, obsequiarnos eventuales claridades.

Héctor Torres

Bengala

Israel Centeno

Entre los mil y un personajes y las mil y una historias que conforman el panal de abejas que es Bengala, hay un cadáver que cruza toda la novela: el de Laura, una chica a quien la piedra se la fumaba a ella y no al revés, y que termina sus días de la manera más horrible que podamos imaginarnos. Ese cuerpo abierto y vaciado, esa memoria de lo que fue Laurita, flota en la memoria de los personajes entre trago y trago, entre raya y raya, entre idas y venidas a la noche artificial de un bar que tiene nombre de tigre y de luz. Sin embargo, el que haya un cadáver en esta novela, el que Daniel, Cato, Jiménez, Requena, Fufa, La Caribe, Gregory, Nigeria, Eddie y los demás miembros de esta peña periquera, busquen al Jack el Destripador caraqueño que asesinó a Laura, la «felatriz estrella», no convierten a Bengala en una novela policial, y esto porque no hay investigación, porque el arroyo inmundo de la vida galante siempre arrastra a estos personajes hacia la trivialidad, hacia la conversación fugaz que diluye toda acción, hacia la nada, hacia la satisfacción reiterativa de las adicciones básicas, entre las que se cuenta, por supuesto, la propia vida.

Roberto Echeto

Jinete a pie

Israel Centeno

Roberto Morel es un Jinete a pie, como se les llama a quienes no tienen el privilegio de conducir una motocicleta, a los peatones sin voz ni derechos, exiliados en algún cantón de lo que una vez fue Caracas, antes del crack. En esta novela, Israel Centeno recrea una atmósfera enrarecida y anárquica donde se dibuja la soledad implacable de una ciudad que devino en pesadilla reaccionaria, decadente, deshumanizada. El personaje sobrevive obsesionado en rescatar las memorias erráticas de mujeres alucinadas y terribles; mujeres que se confunden y diluyen en la escritura de un diario, tal vez el único documento que registró los pasos de Roberto Morel antes de la debacle.

Ludmila puede ser Adriana o Verónica, Ana pudiera ser Alexandra o una sombra que se desprende del pecho de Roberto Morel. Una mujer se convierte en todas las mujeres, en figura caleidoscópica multiplicada en los destellos cenitales del caos y de la destrucción. Morel transita paisajes aniquilados de un sistema atrasado, constituidos por los cantones. Estos se distribuyen en zonas con viviendas desvencijadas, ruinas fundacionales de una comunidad donde habitan, confinados, los peatones que una vez transitaron libremente la ciudad. Los peatones sobreviven con té de campanitas, y solo en horas permitidas por las hordas motociclistas, tomando un café en La Flor de Altamira. Tomar café representa un rito, el último reducto social en el fluir convulsivo de la historia.

La yerba y los turrones de calabaza propician el ensueño, puente hacia universos oníricos para escapar del horror cósmico que producen los safaris, esas temporadas donde la caza de peatones es una diversión. Roberto Morel, mediante una reflexión asordinada, explora la sinrazón del amor, la persecución de una mujer vengativa, el deseo y los repliegues del miedo y las pasiones de la condición humana en una situación límite.

Los peatones huyen desnudos, su piel se confunde con la naturaleza, con la noche azulada y los sueños irreales producidos por la yerba y el té de campanita. La piel es la metáfora para fundirse con la desmemoria y el espectáculo imposible del animal acosado.

Juez en el invierno

Jorge Gómez Jiménez

En este cuento de Jorge Gómez Jiménez, una importante universidad invita al escritor venezolano Raimundo Trillo a participar como jurado de un certamen literario. A partir de esta invitación, el personaje inicia una desternillante peripecia como juez del concurso que debe premiar la obra más representativa de las letras jóvenes de un país tropical. El viaje de Raimundo Trillo está hilvanado por una ironía que no busca provocar, sino exponer la vivencia desde la perspectiva cotidiana del escritor, quien sobrevive con una menguante economía y debe aprovechar cualquier oportunidad para ganarse un dinero extra.

Juez en el invierno explora con humor no solo el discurso literario convencional en el que inserta sus reflexiones cargadas de lenguaje irreverente, sino también la autosuficiencia del escritor-jurado y las zancadillas de un dios burlón que se aparece en los lugares más inesperados. El manejo estético que hace el “maestro Trillo” desbroza las fórmulas de cortesía (de profusión barroca) hasta provocar la ruptura discursiva con lo socialmente correcto. Esta transgresión ofrece a cambio una relación directa con la realidad ficcional del personaje, despojada de ceremonias inútiles.

Raimundo Trillo evoca al pícaro y sus delirantes aventuras (o desventuras) en un evento disparatado. Juez en el invierno se recrea en los aspectos lúdicos del lenguaje, al narrar la historia del jurado al que solo le interesan los dólares que le pagarán, los problemas que puede resolver con ese dinero cuando haga el cambio a la moneda nacional, en el mercado negro, por supuesto, y en lo bien que lo pasará en la playa rodeado de chicas.

Les Quintero

El demonio que me habita

Leoner Ramos Giménez

Una trama que se convierte, poco a poco, en una arqueología de la condición humana, con su luminosidad por una cara y, por la otra, con su profunda oscurana.

Leoner Ramos Giménez estructura la historia de Ovidio Lizarraga en un escenario proteico, cambiante, rico en imágenes y sensaciones, habitado por personajes que se relatan desde la soledad, desde la pobreza y el abandono, pero también desde un erotismo exultante que marca la vida íntima de Ovidio. El demonio que me habita es una puesta en escena vital, trepidante, que da cuenta del abismo que cada personaje lleva instalado en el alma, como un precipicio portátil y, desde la profundidad de sus emociones, atrapan al lector en las primeras líneas y lo llevan hasta el final vertiginoso de esta novela.

Les Quintero

Entre el Ars amatoria y la inevitable metamorfosis, El demonio que me habita, de Leoner Ramos Giménez porta un daimon, un dios, un poder, un destino que las huellas del recuerdo del propio calvario han terminado por curtir, cicatriz a cicatriz, palmo a palmo, entre el ciclo biológico y el eterno espiral de los cursos y recursos de una historia que avanza y retrocede, paralela -como asegura Plutarco-, aunque no necesariamente sincrónica.  Leoner Ramos Giménez encanta al lector con su estética viva y su desbordante plasticidad, contagiándolo con la chispa propia de ese demonio que lo habita a él también, y que exhorta su reflexión en medio del follaje tropical como la más genuina aventura literaria.

José Rafael Herrera

Venezolanos de ultramar

Linda D’ Ambrosio Morales

Linda D’ Ambrosio Morales, mediante 26 biografías de venezolanos que fuera de su terruño han alcanzado el éxito, nos muestra cómo cada uno de estos hombres y mujeres ejemplares triunfan en sus áreas y engalanan nuestro gentilicio.

Linda, con la sensibilidad hacia el arte que la caracteriza y su aguda percepción entre la imagen y la semblanza, nos ofrece su mirada sobre un tema tan vasto como la emigración de los venezolanos en esta época adversa, desde una perspectiva en la que se advierte el optimismo, la fe y el amor en (y por) Venezuela. Por ello la periodista se ha enfocado en los logros, en el éxito y los efectos maravillosos de cada victoria internacional que los personajes aquí reseñados exhiben en el mundo, al tiempo que explora y resalta la dimensión humana de cada uno de ellos.

Venezolanos de ultramar no es un diccionario biográfico ni una antología, es, ante todo, un tributo a Venezuela, no a los amigos particulares. Por tanto, muchos autores y personajes que se encuentran fuera del país, por la razón que sea, también están fuera de estas páginas que son el prólogo de trabajos venideros más extensos. Venezolanos de ultramar es el inicio de una exploración que palpita en los próximos referentes, en las páginas en blanco que Linda se encargará de llenar para ofrendar, una vez más, al país, a esta tierra de gracia que exporta talento y fraternidad.

Les Quintero

Los huesos de la luna

Les Quintero y Sebastián Berincheli

Los Huesos de la luna es el trabajo a cuatro manos y a larga distancia de Les Quintero y Sebastián Beringheli, en el cual se funde la mirada de lo sobrenatural y vampírico, de estos escritores de Venezuela y Argentina.

Siguiendo la tradición de la literatura gótica y el género fantástico, nuestra protagonista abre la puerta a un mundo enigmático digno de ser el primer capítulo de una saga prometedora. Bajo la premisa de la evolución de las especies conoceremos una nueva, llamada Almatinenses, la cual da un interesante giro de tuerca a los argumentas ya conocidos en este tipo de novelas.

Arabella busca su pasado, mientras este la encuentra, ¿el objetivo? Recordar. Un descubrimiento que haremos junto a ella, el profesor Caffoneli (Sopdet) y Glen Forbes (Napir el Negro). Desde Mesopotamia hasta Glasgow, la persecución será intensa, una apasionada lucha por la búsqueda de la de inmortalidad absoluta.

Les Quintero incursiona en el mundo vampírico tratado de replantear los recursos de Polidori o Stoker en un nuevo contexto. Después de Trances y ceremonias de la crisálida mayor, Poética de Recortes, Los Umbrales de Rayuela, y Bitácoras Ignotas, sorprende con este estilo tan en boga.

Sebastián Beringheli, autor de Buenos Vampiros y administrador del blog El Espejo Gótico, nos cautiva con su vasto conocimiento del tema, con una prosa ágil y aventurera de la que esperamos otros trabajos.

Yrina Kosohovski

Jueves de Cruz y Ficción

Luis Barrera Linares

Jueves de Cruz y Ficción, la nueva novela de Luis Barrera Linares, es una obra implacable en la cual, sin falsos recatos, el prolífero autor venezolano se apropia de la parodia como recurso para dejar al descubierto el lado oscuro del mundo de las letras venezolanas. En esta magnífica narración, el protagonista, Febricio Persa (nombre falso construido por el personaje para firmar sus mal apropiadas creaciones), es capaz de todo, es decir: del plagio, de la usurpación histórica y hasta del suicidio, con tal de poseer un nombre dentro del reducto de la literatura venezolana. Es así como en torno a este drama cargado de humor negro y escrito en la misma línea de Breves y Bravos, cuentario también publicado por el sello Lector Cómplice, discurren personajes ficticios junto a personalidades y situaciones reales, lo cual le otorga a este texto toda la forma y el confort (o dis-confort), que implica el ser un lugar de encuentro entre la vida real y la ficción.

Minerva Reyes

Breves y bravos

Luis Barrera Linares

Quien se aventure a leer Breves y bravos se podrá sacudir del fastidio y un poco el ego, el pelo o la compostura, porque se trata de un libro provocador. De una suerte de “quítame esta pajita” o “ahí queda eso”. Esa fue la sensación que tuve luego de terminar la primera parte. Es un retrato –casi una escultura– de cada uno de los escritores que ostentamos (me incluyo para no caer antipático ni fuera de lote) las características propias de quienes se creen (o creemos) ungidos por los dioses.

Dividido en dos partes visibles en el título, esa primera estación que Barrera Linares regala a los lectores (o a los escritores que escriben, a los que creen que escriben y nunca han escrito) no deja títere con cabeza, con el debido respeto a mis amigos los muñecos que tantas veces nos alegraron la existencia y hasta llegamos a manejarlos en un teatrino.

La lista es larga, como la de un diccionario. El índice no deja conducta fuera del dial. El autor se pasea desde la A hasta la Z por unos personajes que, una vez armados, conforman una novela casi ejemplar. Personalidades engreídas, solemnidades y monstruos sagrados que ambulan por el mundillo literario con o sin cuenta, con o sin dársela (la cuenta o las cuentas). Y digo novela porque Barrera Linares, más allá de hacer del humor una piquiña, es narrador con humor. Sabemos que trata todos los señalados por Hipócrates y los conocidos ahora. Pero no se desliga de esas ganas de narrar desde la ficción: convierte a seres reales en seres inventados, creados y recreados, algunos conocidos a simple vista, otros esbozados o con pasamontañas.

Y me he divertido, como con sus anteriores trabajos, por su muy coloquial humor lingüístico teñido de academia y demás relatos.

Alberto Hernández

Miniguerra. Tarea de los cuerpos

María Luisa Luzzaro

Miniguerra es una fragua simbólica donde el cuerpo, como abstracción, experimenta cuatro fases que revelan la condición proteica de la palabra. El Cuerpo sensual muestra la potencia liberadora mediante el erotismo, ingresando en un universo donde transforma los instantes fugaces de una mirada o un abrazo en momentos plenos y enriquecedores. La primera etapa del libro abre con el Eros como paradigma que amalgama los aspectos sagrados y profanos, fundamentales en la transmutación de las emociones.

La tarea del Cuerpo social cumple una función indagadora, y refleja sus impresiones mediante la voz poética. En ella se advierte cansancio, y el cuestionamiento de aspectos sociales que apuntan hacia la toma de conciencia. Se evidencia el tránsito del estadio erótico hacia el entorno, el cual explora desde un enfoque conectado con la realidad que lo circunda. El mundo que se revela ante sí exhibe las grietas de un modelo decadente, inverosímil, absurdo hasta la nausea, y el impase violento con estructuras del poder desmedido, donde la muerte y la usurpación de roles hacen su guardia, trasfiguran la palabra en un Cuerpo herido.

Este Cuerpo herido, aturdido por la confusión, se debate entre la confrontación de la contingencia y el deseo de producir cambios para rehacer un territorio con una cadencia distinta, para evitar la catástrofe. El Cuerpo herido es una metáfora del clamor por el restablecimiento de los valores y la libertad, por la sanación de un lugar ultrajado. Las imágenes poéticas de este texto dan cuenta del proceso que experimenta el ser al reconstruirse desde las profundidades del mundo subjetivo y la sensibilidad con la que el acontecer inmarcesible va reparando las fisuras del alma.

El Cuerpo reconciliado es la puesta en escena de una lucha frontal entre la voz poética y un enemigo atomizado por el poder. Ya no hay clamor ni ruegos, sino una rebeldía inaudita que desafía al adversario y le advierte que combatirá sus ofensivas blandiendo la palabra como arma y amuleto. Las estelas líricas del Cuerpo Reconciliado señalan el lento transcurrir de un estado a otro, el cambio que se va operando en los imaginarios recónditos del ser, manifiestos en el caudal del símbolo que lo conduce hasta su más pura esencia.

Lesbia Quintero

Rosas y duraznos

Marisol Marrero

Esta novela recrea la historia mítica de las fundadoras de la aldea de inmigrantes alemanes, en las altas montañas de Aragua, conocida como La Colonia Tovar.

Inés Onferdingen de Tovar cierra el periplo de quienes la precedieron. Pioneras que llegaron a estas tierras, para luego partir a Europa, huyendo del estigma de sus propias pasiones. Retornan de nuevo atraídas por la magia de un paisaje que conforma parte esencial de la estructura del relato y de las casas que habían abandonado, en cuyas paredes se reflejan, como en mágicos espejos, la belleza de sus cuerpos y de sus cabelleras.

Las voces de Lotte, de sus hijas: Kina y María Manuela, de su nieta Eugenia, se escuchan detrás del relato de Inés, la última descendiente de una estirpe de mujeres apasionadas, artistas, pero sobre todo, trágicas. Trama donde interactúan personas históricas, como la baronesa von Keller y el escritor Juan Liscano, junto con los personajes de ficción.

Páginas que seducen al lector por la propuesta de una realidad, donde verdad y leyenda se confunden en un lenguaje pleno de belleza, de poesía y de imágenes oníricas.

Lidia Salas

Buitres en la sabana

Marisol Marrero

Nadie como Marisol Marrero para inocularnos el veneno dulce y salvaje de la tierra venezolana con su flora, fauna, sangre y fantasmas. Después de hechizarnos con los paisajes de su trilogía de la Colonia Tovar, lo vuelve a hacer en Buitres en la sabana con el llano: sus fincas, sus inmensidades y ríos desbordados, sus pájaros, sus caballos, tigres y serpientes. Esta novela abarca medio siglo de crecimiento, desarrollo y destrucción; nos habla de inmigraciones y mestizaje de culturas con personajes entrañables y fuertes, cuyas pasiones se potencian en la peligrosa belleza de la tierra que aman. Pero ésas, en el tiempo de hoy, son objeto de saqueo y rapiña por parte de sicarios apoyados por los funcionarios gubernamentales, Buitres en la sabana es también una novela de denuncia.

Krina Ber

Una historia que nos impone entrar descalzos, solo así se nos revela el sol erizado de una tierra de fieros contrastes y, entre la vida y la muerte, nos va murmurando su nombre: buitres en la sabana, donde las sombras acechan y le clavan las garras a lo más sagrado del llano. Allí una mujer se ofrenda al amor de un hombre que la despoja de su pelaje, y lo incendia para que un nuevo amanecer la encuentre.

Sandy Juhasz

La trascendencia del sentido del olfato para Marisol Marrero, con los olores diversos a pasto, a mastranto, a sangre de animal cazado y el olor primordial del hombre amado, nos guía hasta la exaltación del mismo en los paisajes eróticos, fuertes y delicados al mismo tiempo. La protagonista, en su papel de periodista y detective a la vez, se dedica a investigar y denunciar un crimen que irremediablemente la lleva a vivir momentos de extrema tensión y agonía. Eso la obliga a reconocer que este lugar bendecido por los dioses, con grandes riquezas en el pasado, ha sido maldito por el poder, la ignorancia, la corrupción y la indolencia, y aquí no hay libertad ni justicia.

Anabelle Aguilar Brealey

El monstruo de ocho cabezas

Paco Giommi

El monstruo de ocho cabezas, la más reciente creación literaria de Paco Giommi, es la segunda y última parte de El consejo X, obra publicada en 2016. El narrador de esta trepidante historia nos muestra la cara oculta detrás de ese mundo glamoroso en el que se mueven los personajes protagónicos Alexander Dumadoff y la baronesa De Hollestein.

La guerra entre Dumadoff y Hollestein toma nuevos matices que, paulatinamente, van transformando la vieja rivalidad de las poderosas familias hasta desembocar en un final inesperado. Paco Giommi, en El monstruo de ocho cabezas, ha desplegado un escenario riquísimo en el que confluyen los empresarios del diamante y el conclave de los hombres más poderos del mundo que, no obstante su poder y riqueza, ansían aún más y convierten el entorno en un territorio hostil, amenazante, violento, en el que no hay tregua para el rival.

Venganza, muerte, traición, intrigas y perversiones de carácter sexual se mezclan con el amor, la fastuosidad, la opulencia, la honradez y la lealtad, creando una atmósfera densa y vibrante en la que sucumben los personajes, desasistidos ante la contingencia que no reconoce privilegiados.

En esta crónica de la lucha por el poder, el autor de Viaje a Tetios y El consejo X, nos presenta un fresco magnífico que no dejará indiferente a sus lectores.

Les Quintero

Viaje a Tetios

Paco Giommi

Nueva York, año 2015, el huracán Sandy irrumpe con fuerza en Manhattan, toda la parte baja de la isla es evacuada por las autoridades. Gregory y otros vagabundos buscan refugio en medio de la tormenta. Mientras tanto, una colonia de etianos convive secretamente en la Tierra y, de vez en cuando, propician cambios en el curso de la historia.

Viaje a Tetios: escala Planeta Tierra, segunda novela de Paco Giommi, es una narración trepidante que dejará al lector sin aliento mientras explora el inquietante mundo del poder farmacológico y atisba a los etianos que pueden surgir en unas asombradas pupilas.

Viaje a Tetios es una novela perspicaz que no solo narra la presencia de una particular colonia extraterrestre, sino que también es una historia de amor que se entreteje con el cuestionamiento a los valores humanos y el poder como una metáfora de las guerras más despiadadas que ha vivido la humanidad.

¿Qué se oculta en el Área 51? ¿Estará la raza humana preparada para evolucionar? Presidentes, empresarios, científicos y humanistas pueden ser los vasos comunicantes con esos seres que se encuentran en nuestro Planeta, instalados en nuestras existencias.

La trama es una puesta en escena del poder utilizado tanto para realizar obras formidables, y hermosas, como también para cometer atrocidades. Viaje a Tetios no está ambientada en el futuro, los etianos están aquí, ahora mismo, con nosotros.

Les Quintero

Vals de los ángeles sin alas

Rodrigo Eloy Lares Bassa

Más allá de la francesa sofisticación de la viuda Le Nuit, estas páginas presentan una Venezuela que, a través del tiempo, lucha por borrar las huellas de la tiranía.

Desde las primeras líneas, el escritor Rodrigo Lares Bassa insta a la curiosidad  y sumerge al lector en una historia lacrada con la estampilla de la amistad, añejada por el tiempo y macerada con el condimento de la distancia.

Un interesante juego de personajes, que nos hace  girar en un sosegado baile de letras, donde el principal protagonista es el amor.

                                                                          Gisela Cappellin

Hombres de café

Rodrigo Eloy Lares Bassa

Hombres de café, el nuevo trabajo narrativo del escritor Rodrigo Lares Bassa, nos ofrece una selección de tres relatos articulados en una prosa vital, rica en descripciones y en la belleza sensorial que se desprende de las tradiciones populares. Estos recursos otorgan unidad intimista a la historia y hondura existencial a sus personajes afincados en una geografía telúrica. El autor dibuja toda una arqueología de acciones que se desgajan de hechos sencillos, cotidianos y no por ello menos entrañables.

Lares Bassa demuestra una profunda sensibilidad artística en su retrato de parajes que solo la magia de la ficción hace visibles. La voz del narrador se alterna con la voz de los protagonistas, creando una suerte de contrapunteo donde prevalece la crónica íntima de los sueños particulares. Cada personaje deja sus huellas en las reflexiones, en su lucha a la sordina por mantener un cierto orden y, sobre todo, en el rastro indeleble del amor, la fe y las ilusiones en un futuro mejor.

En Hombres de café el lector hallará una crítica pertinaz hacia un sistema gangrenado por la corrupción, la ineficiencia, el desgaste psíquico. El cuestionamiento implícito en la narración se puede interpretar como una metáfora del país, donde un presentimiento irrumpe para resquebrajar el orden cotidiano y será necesario avanzar, página a página, para seguirle el rastro a ese presagio que atraviesa toda la historia, mientras los habitantes del pueblo esperan el supuesto e inminente suceso entre comentarios ingenuos, expresiones de impotencia, resignación o indiferencia.

Rodrigo Eloy Lares Bassa, rescata lo esencial del interior venezolano con sus tradiciones y leyendas matizadas por el aspecto sobrenatural, como el fantasma de La Bellados, que le otorga a la narración la fuerza de la raigambre popular en la concepción de la gente sencilla del pueblo. Las existencias imbricadas en lo rural, la calidez que se desprende de las voces que componen cada narración, las fiestas y rutinas convergen en su proximidad con el ethos y otros aspectos recónditos del espíritu y el alma colectiva que perviven en la memoria.

En 2005 fue cuando Lares Bassa inició su ciclo narrativo con la publicación de su primera novela, Hilos de esperanza que tiene interesantísimos “vasos comunicantes” con Hombres de café,libro que al perecer decide el destino del autor por el ámbito de la ficción narrativa, una materia que maneja con decidido dominio y talento.

José Morales

Hilos de esperanza

Rodrigo Eloy Lares Bassa

Un día cualquiera la vida de Antonio Palés cambió a la sombra de La Treta, una temida cárcel durante el periodo de la dictadura que asfixia a Canapigua, escenario que sirve a Rodrigo Eloy Lares Bassa para recrear una historia que muestra la realidad agrietada por intereses políticos y el quiebre de paradigmas sociales que separan la sociedad venezolana en bandos inmersos en una contienda estéril.

Hilos de esperanza cuenta el drama de una familia y la resonancia del dolor a través de los años. Rodrigo Eloy Lares Bassa ofrece una propuesta excelente donde las voces y los temas registran posibilidades del lenguaje coloquial, específicamente costeño, del siglo pasado. El autor se aparta de artilugios lingüísticos para brindar un acercamiento al habla de las regiones olvidadas de nuestro país.

La atmósfera telúrica de Hilos de esperanza conecta con una profunda conciencia del autor comprometido con su tiempo histórico y social, así como del conocimiento sobre hechos históricos que han marcado la historia de Venezuela. El respeto y la solidaridad, además del amor, se articulan en el eje fundamental de esta novela para dar cuenta del entramado, finamente tejido por Lares Bassa.

Antonio Palés, personaje principal, revela mediante su narración los complejos cauces de un período que parte desde las mazmorras de la temible cárcel conocida como La Treta, y mantiene su vigencia en estos tiempos aciagos. Hilos de esperanza se puede leer como una metáfora de la Venezuela actual donde el miedo nos acompaña cada día.

Ana Berta Zuloaga

La vieja calle

Autor: Santiago San Miguel

La vieja calle, ópera prima de Santiago San Miguel, es una novela extraordinaria, en clave sátira, que escudriña con humor e irreverencia la condición humana, absurda y frágil. Mediante un monólogo asordinado y cargado de ironías asistimos al último estertor del dueño del observatorio, como los huéspedes llaman al dormitorio de don Ezequiel, dueño de una hospedería clandestina habitada por extravagantes inquilinos.

Santiago San Miguel no necesita presentación, su larga trayectoria como cineasta lo ha convertido en una figura pública y punto de referencia obligatorio para el cine. Su trabajo se ha orientado no solo al ámbito de la producción y dirección cinematográfica, sino también en creaciones destacadas de guiones. Por eso no extraña la madurez, la belleza estilística y la profundidad de esta historia en la que se perciben ecos de algunos postulados filosóficos del siglo XX, como el azar, lo lúdico, el absurdo y la incertidumbre, entre otros enunciados enmarcados en un humor negro como recurso estético al servicio de nadie.

La vieja calle se narra desde una especie de corifeo compuesto por nueve voces que pudieran tener su correlato en las nueve musas canónicas. esta historia presenta, de manera magistral, la lucha entre Eros y Thánatos, la negra estrella de la muerte en danza perpetua con la roja flama de la vida en las que, a cada giro, se superpone la silueta de uno u otro arcano, y ninguno pierde, ninguno gana.

El narrador aborda el drama íntimo de cada personaje con audacia para luego desplegar la transgresión como única salida posible a sus existencias miserables. el hilo conductor muestra los personajes atrapados en un sistema gobernado por granujas, del cual ellos forman parte como asalariados venidos a menos que se engrandecen en un segundo de locura y luego se desinflan en el precario equilibrio existencial.

El enfoque ficcional de La vieja calle comparte roles simbólicos con temas socia les como los desahucios y la burocracia, y establece una relación entre realidad y ficción como categorías abstractas que conforman el poder desde dimensiones subjetivas.

Les Quintero

Piel que ata

Autora: Yurimia Boscán

Si me ves por alguno de tus pensamientos, abrázame que te extraño

Julio Cortázar

Debajo de tu piel vive la luna, canta un verso de Neruda, y leyendo Piel que ata podemos jurar que sí, que debajo de esa piel protagonista del más reciente poemario de Yurimia Boscán, vive el satélite con su luz glauca alumbrando los insomnios de la poeta. Desde la primera línea del presente volumen asistimos a una liturgia de palabras que revelan una piel sin horizontes ni fronteras, una piel infinita que se dilata en la caricia de madrugadas sin historias y permite descubrir el ardiente juego de las metáforas.

Yurimia Boscán articula sus poemas en un erotismo exuberante que no evade la soledad ni las cicatrices que van marcando el cuerpo, si no que se convierte en vaso comunicante entre esa linterna poética, los símbolos y el carácter proteico de la enigmática imagen. El eco de cada verso es pliegue y ensenada donde el lector atento entra en resonancia con el hecho poético y se encuentra en el reflejo fragmentado de dioses y demonios tutelares.

Piel que ata contiene una cartografía íntima articulada en la incertidumbre y en deseos larvados en los meandros del sueño. Mediante un registro de emociones, tentaciones y experiencias azarosas, el yo poético revela la fatalidad que nos constituye y el sino inefable de lo transitorio inscrito en nuestra más profunda piel. En sus versos advertimos el final proyectándose desde las sombras, desde del omphalos cincelado en la herencia de cada noche para recordarnos que estamos tatuados por la contingencia ineluctable.

La singular belleza de Piel que ata es un detonante de la imagen poética, y se percibe en las honduras del mundo subjetivo de cada lector que recorra este sendero de tinta labrado por Yurimia Boscán.

Les Quintero

lectorcomplice@gmail.com